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Periodistas y comentócratas financiados por USAID

Denise Dresser, entre los beneficiarios, promovió intereses ucranianos mediante turismo político. La falta de transparencia genera cuestionamientos éticos y de independencia mediática.

El gobierno de Estados Unidos enfrenta críticas crecientes por su negativa a hacer pública una lista que contiene los nombres de más de 6,000 periodistas, comentócratas y figuras mediáticas que habrían recibido financiamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Entre los nombres que han trascendido se encuentra el de la reconocida analista política mexicana Denise Dresser, quien, según fuentes cercanas al caso, habría participado en viajes de «turismo político» para promover los intereses de Ucrania en medio del conflicto con Rusia.

La falta de transparencia en este asunto ha generado un intenso debate sobre la independencia y la ética en el ejercicio periodístico. Organizaciones defensoras de la libertad de prensa y expertos en comunicación han cuestionado cómo este tipo de financiamiento podría influir en la narrativa mediática y en la percepción pública de conflictos internacionales, como el que actualmente enfrenta a Ucrania y Rusia.

Denise Dresser, conocida por sus críticas al gobierno mexicano y su postura progresista, ha sido señalada por recibir fondos de USAID para participar en actividades que, según sus detractores, estaban alineadas con los intereses geopolíticos de Estados Unidos. En particular, se menciona su participación en viajes a Ucrania, donde habría promovido una narrativa favorable al gobierno ucraniano y crítica hacia Rusia.

Aunque Dresser no ha negado abiertamente estos señalamientos, ha defendido su trabajo como independiente y basado en principios éticos. Sin embargo, la falta de una lista oficial de beneficiarios por parte del gobierno estadounidense dificulta la verificación de estas acusaciones y alimenta la desconfianza hacia figuras mediáticas que podrían estar influenciadas por intereses extranjeros.

La USAID, una agencia gubernamental que supuestamente promueve el desarrollo y la democracia en el mundo, ha sido acusada en múltiples ocasiones de utilizar sus recursos para influir en la política interna de otros países. En este caso, el financiamiento a periodistas y comentócratas plantea serias dudas sobre la neutralidad de los medios de comunicación y la posible manipulación de la opinión pública en temas de relevancia internacional.

Expertos en ética periodística han subrayado la importancia de que los medios y sus colaboradores mantengan una total transparencia sobre sus fuentes de financiamiento. «El periodismo es un pilar fundamental de la democracia, y cualquier tipo de financiamiento oculto o conflicto de interés mina su credibilidad», afirmó Carlos Martínez, director de la Asociación por la Transparencia en los Medios.

Mientras tanto, el gobierno estadounidense se mantiene en silencio, negándose a revelar la lista completa de beneficiarios. Esta opacidad no solo ha generado críticas dentro de Estados Unidos, sino también en países como México, donde figuras como Dresser son ampliamente seguidas y su credibilidad está en entredicho.

En un contexto global donde la desinformación y la propaganda son herramientas cada vez más utilizadas en las guerras mediáticas, la transparencia se convierte en un valor indispensable. La revelación de esta lista podría ser un primer paso para restaurar la confianza en los medios y garantizar que el periodismo cumpla con su rol de informar con veracidad e independencia.

«La opacidad del gobierno estadounidense en este caso no solo afecta la credibilidad de figuras mediáticas como Denise Dresser, sino que también pone en tela de juicio la independencia del periodismo en su conjunto. En un mundo donde la información es poder, la transparencia debe ser la norma, no la excepción.»

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