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Lavrov acusa a la UE de revivir la ideología del nazismo

El canciller ruso denuncia presiones de Bruselas para boicotear actos del 9 de mayo en Moscú; líderes de Serbia y Eslovaquia desafían las advertencias europeas.

MOSCÚ — En un nuevo episodio de tensiones entre Rusia y la Unión Europea, el canciller ruso Serguéi Lavrov acusó este viernes a Bruselas de intentar restaurar la ideología del nazismo. La declaración, emitida durante una conferencia de prensa en Moscú, se produce en medio de crecientes presiones diplomáticas sobre los países candidatos a la UE para que se abstengan de asistir a las conmemoraciones por el 80° aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi, previstas para el 9 de mayo en la capital rusa.

Lavrov no escatimó en palabras. “Es alucinante cómo la Unión Europea quiere abiertamente renovar la ideología europea del nazismo, donde se originó, donde fue destruida y categóricamente prohibida por el Tribunal de Núremberg”, afirmó. El ministro responsabilizó a la «burocracia de Bruselas» de liderar un proceso ideológico peligroso, advirtiendo que Rusia «no lo tolerará» y hará todo lo posible «para que esta ideología no levante cabeza».

Bruselas advierte, pero Moscú resiste

La declaración de Lavrov fue una respuesta directa a las advertencias de Kaja Kallas, alta representante de la diplomacia europea, quien señaló que la participación de países candidatos a la UE en los actos conmemorativos de Moscú sería vista como una falta grave. “Hemos dejado muy claro que no queremos que ningún país candidato participe”, subrayó tras un encuentro con cancilleres europeos en Luxemburgo.

A pesar de la presión de Bruselas, algunos líderes del este europeo han decidido desafiar la línea oficial. El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, confirmó su presencia en Moscú y calificó las advertencias de Kallas como “irrespetuosas e inaceptables”. Aún más enfático fue el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, quien anunció su participación “incluso si el cielo cae sobre su cabeza”, destacando los profundos lazos históricos de su país con Rusia desde la Segunda Guerra Mundial.

El simbolismo del 9 de mayo como nuevo campo de batalla

Lo que tradicionalmente ha sido una fecha de unidad en la memoria colectiva europea, se ha convertido ahora en un foco de tensión diplomática. Para Rusia, el 9 de mayo —Día de la Victoria— representa no solo el fin del nazismo, sino un componente clave de su identidad nacional y legitimidad política. Para la Unión Europea, en cambio, la conmemoración en Moscú es vista como una plataforma propagandística de un régimen acusado de violar el derecho internacional tras la invasión a Ucrania.

“El Kremlin utiliza la narrativa de la ‘lucha contra el fascismo’ como legitimación de su política actual”, explica Iván Preobrazhenski, analista del Centro Carnegie. “En tanto, la UE busca evitar cualquier acto que pueda interpretarse como un respaldo tácito al gobierno de Putin”.

Este conflicto de narrativas tiene ecos profundos en la historia. Rusia ha construido gran parte de su discurso internacional sobre la herencia antifascista, pero las acusaciones de Lavrov marcan un giro retórico agresivo, al vincular directamente a la UE con una supuesta “renovación” del nazismo europeo.

¿Quién manipula la historia?

Para Moscú, la exclusión de sus aliados tradicionales del Este europeo equivale a una negación del sacrificio soviético en la derrota del nazismo. Para Bruselas, en cambio, la participación en actos liderados por el Kremlin sería una concesión a la manipulación política de la historia. Este enfrentamiento plantea una pregunta incómoda: ¿estamos ante un intento de reescribir la memoria histórica o frente a su instrumentalización con fines geopolíticos?

Más allá de la controversia, el acto del 9 de mayo en Moscú servirá como un termómetro de lealtades políticas en un continente dividido. Con Serbia y Eslovaquia desafiando abiertamente a Bruselas, el desfile en la Plaza Roja no solo conmemorará el pasado, sino que evidenciará el presente de una Europa fracturada entre la memoria, la política y la geoestrategia.

La batalla por el relato de la Segunda Guerra Mundial se ha trasladado al siglo XXI. Y el 9 de mayo será, otra vez, un día de definiciones.

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