Ortega acusa a Israel de genocidio y exige acción internacional
Desde Managua, el presidente Daniel Ortega denunció lo que calificó como una masacre planificada en Gaza y criticó el silencio de la comunidad global.
Managua, Nicaragua. En un encendido discurso pronunciado en la capital nicaragüense, el presidente Daniel Ortega alzó la voz contra lo que definió como un “genocidio en curso” en la Franja de Gaza, y acusó directamente a Israel de cometer “un magnicidio ante la mirada indiferente de la comunidad internacional”. Las declaraciones del mandatario reavivan la postura crítica de su gobierno frente a las acciones militares israelíes y suman presión en un contexto global ya profundamente polarizado por la guerra en Medio Oriente.
“Esto no es un conflicto, es una masacre planificada. No podemos seguir aceptando esta impunidad”, sentenció Ortega frente a una audiencia de funcionarios y simpatizantes, al referirse a los bombardeos que, según datos palestinos, han dejado más de 35,000 muertos, incluyendo miles de niños, desde el inicio del conflicto más reciente en Gaza.
Denuncia ante el silencio internacional
El mandatario sandinista no escatimó en críticas hacia organismos multilaterales, como la ONU, y hacia los países occidentales que, a su juicio, “se lavan las manos mientras los crímenes siguen en directo ante las cámaras”. Ortega cuestionó duramente la falta de sanciones y la inacción de instancias como el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a las que acusó de “complicidad por omisión”.
“¿Dónde están los defensores de los derechos humanos? ¿Dónde están las potencias que dicen proteger la democracia? Lo que vemos en Gaza no es autodefensa: es exterminio”, exclamó Ortega, reiterando su llamado a que la Corte Penal Internacional intervenga de inmediato para investigar los hechos.
Una postura histórica y geopolítica
Nicaragua ha mantenido una posición de largo aliento en defensa de la causa palestina. Ya en 2018, el gobierno de Ortega respaldó una resolución en la Asamblea General de la ONU que condenaba el uso excesivo de la fuerza por parte de Israel contra manifestantes en Gaza. Ahora, el discurso presidencial refleja un endurecimiento de esa postura, con llamados explícitos a sancionar al gobierno de Tel Aviv.
Analistas en relaciones internacionales interpretan esta posición como parte del alineamiento geopolítico de Nicaragua con bloques como el Grupo de los 77 y China, así como con otros países del Sur Global que cuestionan la hegemonía occidental en la política mundial.
“El discurso de Ortega responde a una lógica multipolar en la que actores como Nicaragua intentan recuperar protagonismo mediante posturas firmes en temas sensibles. Esto no es nuevo, pero sí marca una intensificación retórica en momentos de crisis”, explicó a este medio el politólogo costarricense Sergio Araya.
Críticas y doble vara
No obstante, las reacciones no se han hecho esperar. Diversos sectores opositores y defensores de derechos humanos han acusado a Ortega de utilizar el conflicto internacional para desviar la atención de los problemas internos de Nicaragua, incluidos los señalamientos por autoritarismo, represión a la disidencia y violaciones sistemáticas a las libertades fundamentales.
“Es irónico que un gobierno acusado de silenciar medios, encarcelar opositores y eliminar elecciones libres hable de derechos humanos en Gaza. Ortega está instrumentalizando una tragedia humana para lavar su imagen”, dijo a medios internacionales la activista exiliada Berta Valle.
Un llamado moral en tiempos de fractura
Más allá de las controversias políticas, el discurso de Ortega se inscribe en una ola creciente de condenas internacionales contra la ofensiva israelí. Países como Sudáfrica, Colombia, Bolivia y Turquía han pedido también la intervención urgente de tribunales internacionales, mientras que las divisiones entre potencias globales obstaculizan una resolución efectiva del conflicto.
En sus palabras finales, Ortega fue categórico: “No callaremos. La historia juzgará a los cómplices de este genocidio. Nicaragua se une al clamor de millones que exigen justicia y alto al fuego inmediato”.
La declaración del presidente nicaragüense, más que un posicionamiento aislado, representa una pieza más en el tablero de una geopolítica mundial cada vez más dividida entre bloques ideológicos y éticos en torno a la guerra, la justicia y la paz.